Si vas a pasar una tercera parte de tu vida sobre un colchón su elección no puede ser un tema menor. El descanso es fundamental para el desarrollo físico y cognitivo y va a influir de manera decisiva en tu vida, en tu ánimo y en tu salud. Cada cuerpo es distinto y requiere un equipo de descanso u otro. No es lo mismo el colchón firme que necesitan personas con más peso que uno blando para usuarios con menos masa muscular o avanzada edad. Tampoco es igual un colchón para frioleros que uno para calurosos, o un soporte para aquellos con una sudoración extrema. Los expertos marcan que se debe dormir en el mismo colchón como máximo 10 años. Pasado este tiempo habrá perdido firmeza y cualidades, además de haber acumulado suciedad invisible que puede traer consigo alergias. Por eso, si estás decidido a hacer el cambio, toma la decisión adecuada.
Para empezar, lo primero que debemos hacer antes de comprar un colchón es probarlo. Hay una gran variedad en el mercado y debes encontrar el que vaya bien a tus gustos y anatomía, y que esa relación se traduzca en un descanso reparador. Van a influir en la decisión cuestiones como la complexión, las costumbres posturales, dolencias o la predilección por un material u otro.
En el mercado existen básicamente cuatro tipos de colchones: los de látex, los de muelle, los de visco elástica y combinados de muelle y viscoelástica. Cada uno tiene un tipo de usuario al que ofrecerá las mejores prestaciones. Comprueba las características de cada uno y encuentra el que se ajusta a tu perfil.
Cuestiones como la postura a la hora de dormir son determinantes para escoger el colchón. Está demostrado que la mejor postura para dormir es la posición fetal y la menos indicada para la espalda es dormir boca arriba. También la lesiones o dolencias deben tenerse en cuenta, ya que lesiones, lumbago, escoliosis o lordosis serán definitorias para el colchón que debes comprar.
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