No hay nada mejor para tu calidad de vida que un sueño reparador. Garantizar tu descanso es una misión en la que tienes un gran aliado al que tal vez no le prestas la atención que deberías: tu colchón. Dormir bien es cargar las pilas y despertar con nueva energía y debes ser consciente de ello. En la calidad del sueño influye tu estrés, tu estado pisológico, la temperatura de la habitación… y la calidad de la superficie sobre la que duermes. ¿Sabes cuándo tu colchón ha dejado de ser un amigo para convertirse en un impedimento para tu sueño? Pues ha llegado el momento de hablar de ello y recomendarte un cambio en tu soporte de descanso para evitar males mayores, no solo la ausencia de descanso.
Un colchón que ha perdido sus prestaciones va a traernos problemas de sueño y de salud, que se traducirán en falta de rendimiento nocturno y dolores en espalda y articulaciones, que pueden hacerse crónicos. Este elemento central de tu dormitorio tiene fecha de caducidad, subrayándose que la vida útil del colchón es de unos 8 o 10 años. Ese periodo puede alargarse o acortarse si mantienes el colchón en buenas condiciones o no. Sus cualidades van desapareciendo conforme se va desgastando, afectándole claramente el paso de los años ya que los materiales de los que está fabricado el colchón van sufriendo el paso de las noches y el devenir de tus sueños.
A ese paso de los años debes añadir que cuanto más peso haya soportado en su existencia antes perderá sus cualidades. El cuerpo deja una huella que con los años va siendo vivible, cuando ello ocurre hay que cambiar el colchón, pues ha entrado en fase de deformación. Un colchón deformado va a afectar a la postura de tu columna vertebral y puede desembocar en lesiones o dolores. Por otro lado, no es lo mismo que duermas en él a diario, incluso siestas, o que lo uses en una segunda vivienda solo los fines de semana. Pero no te confíes, la regla no indica que te vaya a durar el doble. Para alargar su vida debes otorgarle un cuidado que incluya el cambio de ropa semanal o permitir que la cama respire durante unos quince minutos al día. En esa durabilidad va a influir el material del que está compuesto, de manera que si te aseguras que es de calidad te va a durar mucho más. Las señales de alarma sobre que tu colchón está listo para ser cambiado van desde ese cansancio que te asalta a pesar de haber dormido, despertarte durante la noche sin razón alguna y dar vueltas y más vueltas, sentirte incómodo en la cama, eso que llamamos no encontrar la postura, o incluso sufrir insomnio que te impide abrazar el sueño. Dale a tu colchón la importancia que merece y jubílalo cuando le toca.
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