Distintos estudios han conseguido demostrar que no dormir, o no hacerlo durante las horas suficientes, acarrea numerosos y diversos problemas de salud y merma notablemente las capacidades cognitivas de nuestro cerebro. Por ejemplo, no dormir facilita la subida de peso, aumenta nuestros niveles de estrés y disminuye las capacidades del sistema inmunitario, con lo que estamos expuestos a una mayor vulnerabilidad de cara a contraer enfermedades.
Entre las causas más comunes que provocan esta falta de horas de sueño, está el calor o la temperatura elevada de nuestro dormitorio, que impide descansar plácidamente y dormir a pierna suelta. Estos estudios han demostrado que la rapidez a la hora de quedarnos dormidos, y la calidad de nuestro sueño, están vinculados directamente a la temperatura del entorno en el que vayamos a dormir.Todos hemos experimentado alguna vez que cuando hace mucho calor es imposible conciliar el sueño. Cuando nuestro organismo alcanza una temperatura corporal superior a los 26 grados, activa los mecanismos de refrigeración, que interfieren directamente con el sueño. Del mismo modo, por debajo de 12 grados el cuerpo aumenta su actividad interna para generar y desprender calor, con lo que probablemente acabemos despertándonos en mitad de la noche.
Si nos preguntamos cuál es la temperatura adecuada para dormir, la respuesta es que el rango ideal para dormir está entre los 19 y los 26 grados. Esta es la temperatura interna de nuestro cuerpo en condiciones normales, con lo que si nos preocupamos de sincronizar la temperatura de la habitación donde estemos durmiendo, lograremos una buena noche de sueño. Lo habitual y recomendable es que tengamos una temperatura ambiente tendiendo a la baja, porque siempre nos podremos arropar con una sábana o un edredón, lo que hará que descansemos perfectamente.
Todas estas recomendaciones se basan en las variaciones que se producen en la temperatura de nuestro cuerpo, que a mediodía alcanza el valor máximo y conforme avanza la tarde, va disminuyendo paulatinamente hasta aproximadamente las cinco de la mañana, en que alcanza el valor mínimo y marca el punto desde el que comienza a subir de nuevo.
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