En la actualidad es impensable vivir desconectado. El móvil no solo te permite estar conectado con el mundo y tener a tu alcance una fuente inagotable de información y conocimiento, pero el incremento de las prestaciones y aplicaciones de estos dispositivos ha hecho que estemos permanentemente unido a él: GPS, calculadora, linterna, cámara… ¿Y cómo no? ¡Despertador!
La mayoría de las personas usan su móvil para programar la alarma de la mañana y por ello no pueden evitar dormir toda la noche con el dispositivo debajo de la almohada o casi pegado a la cabeza sin conocer los peligros a los que se expone diariamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en distintos estudios sobre los riesgos que tiene esta práctica para la salud, llegando incluso a incrementar las posibilidades de padecer cáncer. Muchos informes ya recogen que las radiaciones que emiten pueden alterar el sistema de autorregulación de los ritmos biológicos causando insomnio y otras patologías como la fibromialgia y fatiga crónica, astenia, trastornos metabólicos, hormonales y desequilibrios de la nutrición, enfermedades neurodegenerativas e inflamatorias.
Durante la noche tampoco se recomienda cargar el móvil, sobre todo si lo colocas debajo de la almohada porque una sobre carga puede llegar a quemar la piel ya que por lo general las almohadas se elaboran con materiales muy inflamables.
Pero los efectos de tener el móvil tan cerca también provocan que nos encontremos en alerta toda la noche. Las notificaciones luminosas y las vibraciones hacen que afecte a nuestro sistema nervioso y no tengamos un descanso profundo y productivo.
Evita consultar el teléfono en la cama con la luz apagada antes de dormir, ya que las pantallas excesivamente luminosas provocan una disminución en la producción de la hormona que regula el sueño y las consecuencias a largo plazo están relacionadas con el estrés, falta de concentración o irritabilidad.
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