Dormir bien es fundamental para una vida saludable. Envejecer con salud se basa en conciliar cada noche el sueño y tener un descanso reparador que permita a nuestro cerebro recuperarse, y regenerarse. Pero cuando llega el verano, esta misión se vuelve muy complicada debido a la presencia de las altas temperaturas, que en caso de no descender llegada la madrugada afectarán directamente a nuestras opciones para entrar en la fase profunda del sueño. Muchos de nosotros usamos el aire acondicionado para mitigar el ascenso del mercurio en el termómetro, aunque hay quienes no disponen de esta comodidad, no se la pueden permitir o incluso algunas personas no soportan su uso.
Las consecuencias de las noches calurosas en las que no desciende la temperatura pasan por vueltas y más vueltas en la cama, sudores, sofocos, incapacidad para encontrar una postura proclive al descanso y la imposibilidad de acceder al mundo de morfeo y sus ansiados brazos. Al día siguiente, quien ha sufrido este trance se encuentra cansado, incapaz de rendir a nivel cognitivo, con cambios de humor bruscos, irritabilidad e incapacidad de concentración. ¿Qué podemos hacer para remediarlo?
- Cuando te dispongas a cenar debes tener en cuenta que la comida es esencial para conciliar el sueño. Y nos referimos a comida saludable, nada de hamburguesas, pizzas u otras porciones de cena basura. Opta mejor por las frutas y verduras que tienen una más fácil digestión. También son aconsejables las cremas, carnes o pescados a la plancha o tortillas con verduras.
- Si eres de los que a pesar de las altas temperaturas necesitas que las ´sábanas cubran pate de tu cuerpo estás en una encrucijada que se complica cuando la noche se convierte en un horno. Los expertos aconsejan introducir las sábanas en el congelador y dejarlas enfriar dentro de una bolsa de plástico para evitar que se humedezcan. Algo nos ayudará.
- El ejercicio es una práctica saludable y muy recomendable, pero parece demostrado que se lo realizamos con mucha intensidad en los momentos antes de irnos a la cama creyendo que el cansancio nos dejará listos para caer en un profundo sueño, nos estaremos equivocando. El ejercicio es recomendable por la mañana ya que antes de irnos a dormir activará nuestro organismo y podrá abocarnos a una falta de sueño.
- La ropa con la que nos vamos a la cama también influye en nuestras opciones de sueño. Hay quienes duermen en ropa interior y hay quien no puede hacerlo si quiere dejar los ventanales abiertos para entre algo de fresco. La mejor opción será la ropa de algodón que haga posible la transpiración y no quede pegada incómodamente a la piel en caso de sudoración.
- El ritual para dormir comienza antes de irse a la cama. Las abuelas ya nos aconsejaban remojar en agua corriente algunos puntos concretos del cuerpo, algo que ayudará a bajar la temperatura. Puedes probar con las muñecas, la nuca, rodillas, tobillos o axilas y después será el momento de irse a la cama.
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