Tu hogar es tu mejor refugio, ese sitio en el que te sientes a salvo y te pones cómodo para olvidar los problemas diarios. Y en su interior hay un rincón mágico en el que nuestro cuerpo se recupera de cada jornada gracias al sueño reparador. Es el dormitorio. Pero para que ello sea posible, la estancia debe contar con un elemento dotado de las mejores prestaciones para contribuir a que las horas destinadas al sueño sean plenamente rentables: el colchón.
El descanso es parte imprescindible para continuar de manera apropiada con nuestra vida. Pero no sirve cualquier descanso, debe ser un reposo reparador. Cuando llegamos a casa tras horas trabajando, es imprescindible poder gozar de un buen tiempo de relax que se traduzca en una recarga de pilas apropiada para poder continuar al día siguiente con nuestro ritmo. Y en la fórmula que propicie ese fin, el colchón es la parte más importante. Esa pieza de nuestro dormitorio es definitivamente el mejor aliado para conseguir el descanso que nuestro cuerpo y nuestro cerebro necesitan al final de cada jornada para seguir adelante con frescura renovada al día siguiente.
Para conseguirlo, antes de nada, recuerda que debes dar la vuelta a tu colchón con frecuencia para prolongar su vida útil. Obsérvalo en ese momento para comprobar y evaluar su estado tanto en la superficie como en la base. Para poder identificar si un colchón está en buenas condiciones debemos asegurarnos de que la superficie es uniforme. Un colchón desgastado te hará dormir en una posición inadecuada y tu descanso no será óptimo, afectando a tu estado mental, físico y a tu humor. Para dormir bien debes tener el colchón que mejor se adapte a tu cuerpo, tamaño, peso o forma de dormir. Debes cambiarlo cada 8 o 10 años, dependiendo de la calidad del mismo y el desgaste que haya sufrido. Los españoles somos quienes más tardan en Europa en renovar su colchón, por tanto, los que peor dormimos.
Tu cuerpo te habla al respecto: los dolores de espalda matinales son una buena razón para pensar que nuestro colchón está pasado de fecha. Algunos otros síntomas de que debas cambiar el colchón son el dolor de piernas, brazos dormidos o cosquilleos en las manos. Estar toda la noche dando vueltas es también una alerta. Recuerda que un cambio de hábitos también justifica la compra de un colchón nuevo. Si ahora te sientas más en la cama para leer o trabajar en un ordenador portátil o compartes tu colchón con otra persona, o si tus hijos se suben a jugar, pueden ser motivos para reemplazar el colchón. También si han cambiado tus hábitos de sueño o tu peso, ya que a lo mejor ya no te ofrece el apoyo adecuado que requiere un sueño perfecto.
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